11.08.2004

ANTE LA POBREZA VENEZOLANA

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Carlos Mora Vanegas (*)

“Todos los tesoros divinos que yo poseo, vinieron a mí tan solo cuando yo hube aprendido a vivir sin dinero”. Santa Teresa

“Quien deja invadir su vida por el miedo de la pobreza, comerá pero no vivirá”. Bernard Shaw

RESUMEN

No se puede ignorar la realidad venezolana en el presente que muestra un gran índice de pobreza que ha venido deteriorando la calidad de vida del venezolano, producto de la mala gerencia de un gobierno que no ha sabido enfrentar los retos que se requieren para evitar caer en esta situación.

La realidad política, social, económica del país deja mucho que decir y se torna más preocupante cuando cada día se incrementa el número de desempleados, el índice de la pobreza, se eleva el precio de los productos básicos y el poder adquisitivo de deteriora .

Ante esta realidad la cátedra de Problemática de la Administración Venezolana (PAV) no puede pasarla por desapercibida, de ahí la importancia de su análisis y de que los futuros gerentes que egresan sepan enfrentar con acciones, estrategias eficientes este serio problema, tomando muy en cuenta su alcance, repercusiones.

ALCANCES, REPERCUSIONES, DESVENTAJAS

La participante de la cátedra Grecia Avellaneda sobre este tema nos dice, que en Venezuela existe una falta de coordinación por parte del gobierno para luchar contra la Pobreza en lo Ético, lo Económico y lo Político.

El problema de la pobreza tiene implicaciones éticas, económicas y políticas., la pobreza es una brutal negación de los derechos humanos y ello elimina la errónea noción de que el bienestar social, la educación, la salud y el empleo son favores o actos de caridad de los gobiernos y de los organismos internacionales, en beneficio de los pobres. La pobreza niega libertades, capacidades, derechos y oportunidades a las personas para tener una vida larga, creativa y sana, adquirir conocimientos, tener libertad, dignidad y respeto por sí mismas.

No cabe la menmor duda agrega Avellaneda, de que nuestro país es una sociedad sumergida en el desasosiego, la desesperanza y la inseguridad, es un factor que compromete seriamente la estabilidad democrática Venezolana. La democracia no puede afianzarse mientras grandes sectores son excluidos de la economía y la sociedad. Si la institucionalidad democrática no tiene como pilar el bienestar social, se desvanecen las condiciones para alcanzar un desarrollo económico sostenible. La desigualdad atenta contra el crecimiento económico al reducir los mercados internos, generar incertidumbres y alejar los capitales y créditos.

Nos recuerda además de que el 60 por ciento de la población de Venezolana, cerca de 14 millones de personas, subsisten con menos de un dólar por día, lo que los ubica en una situación de "pobreza extrema", de acuerdo a un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

El documento señala que el 61,6 por ciento de los habitantes (22,3 millones de personas) vive con menos de 2 dólares diarios, es decir, que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. El informe ubicó a la Argentina, Paraguay y Venezuela como los países que sufrieron el mayor incremento de la pobreza dentro de Latinoamérica, durante el transcurso del año pasado.

Por otra parte, en la Argentina, el 30 por ciento de las familias lo que engloba a 14,4 millones de personas o el 40% de la población total_ viven con menos de 1 dólar por día. Con menos de 2 dólares diarios vive la mitad de las familias argentinas, que representan el 61,6% de la población o 22,3 millones de personas.

El BID ubica a los que ganan menos de un dólar diario en la categoría de indigentes y a los que viven por debajo de la línea de pobreza, a los disponen de menos de 2 dólares diarios. Según un informe publicado la semana pasada por ese banco, en América latina "durante los 90, la pobreza cayó del 48,3% al 42% y la pobreza extrema declinó del 22,6 al 17,8%". Pero debido a las crisis de los últimos años, esto se revirtió y en el 2001 el número de pobres subió al 43% para volver a ascender al 44% en el 2002.

El BID calcula que ahora 221 millones de latinoamericanos viven por debajo de la línea de pobreza, de los cuales 99 millones viven en la indigencia. Con el 61,6%, la Argentina supera holgadamente el promedio de pobreza latinoamericano.

Y ese porcentaje es superior a los de la pobreza tal cual lo mide el INDEC, que arrojó para octubre de 2002 un 57,5%, ya que, en promedio, el valor de la canasta de pobreza familiar es de 155 pesos mensuales mientras hoy los 2 dólares representan casi 180 pesos.

Así, para el BID, en Venezuela habría más pobres que la propia medición oficial. Los guarismos, que utilizan los organismos financieros internacionales para medir la línea de indigencia y pobreza internacional, marcan el retroceso Venezolano en América latina y su alejamiento de los padrones de los países europeos medios, como España o Portugal.

De los 22,3 millones de personas que viven con menos de US$ 2, casi 8 millones son menores de 14 años, 4,1 millones son jóvenes de entre 15 y 22 años, 9,1 millones tienen entre 23 y 64 años y un poco más de un millón son mayores de 65 años. Estos altísimos porcentaje de venezolanos que no disponen de 1 ó 2 dólares diarios se explica por un conjunto de factores:

En dólares, tras la devaluación, el salario medio se ubicó como uno de los más bajos de la región, por detrás de Perú, Bolivia y Brasil. La mitad de los asalariados ocupados - 8 millones de personas gana menos de 200 mil bolívares , lo que representan 90 dólares mensuales.

Por otra parte, nos llama la atención la opinión de José Luis Londoño, cuando nos manifiesta con respecto a la Pobreza de que se considere, que la desigualdad que prevalece en la sociedad, es resultado de deficiencias en el proceso de "capitalización" de los recursos humanos. Por consiguiente, para reducir la pobreza y mejorar la distribución del ingreso lo pertinente es invertir en "capital humano" y dejar que el mercado a través del sistema de precios, equilibre las disponibilidades y usos de los recursos, factores, bienes y servicios.

Transitoriamente, y hasta que se alcance el nivel de capitalización humana que resulte necesario, el Estado debe limitar su intervención social a la ejecución de un programa de subsidios directos, los programas focalizados, para atender a la población en condiciones de pobreza. Sin embargo, la evidencia empírica parece demostrar que la situación de pobreza y pobreza extrema y la desigual distribución del ingreso no se explica sólo por la carencia de una formación educacional apta para el trabajo o la existencia de profundas deficiencias en el proceso de capacitación de la fuerza de trabajo.

Se nos agrega además, que el problema parece residir en que asistimos a un nuevo estadio del proceso de acumulación, en el cual, a la tradicional estratificación de la sociedad en propietarios y asalariados, se le agrega una nueva estratificación que resulta de la segmentación del mercado de trabajo. Un segmento del mercado laboral presenta niveles de productividad y exigencias de calificación de la fuerza de trabajo propios de las economías industrializadas, mientras el otro se agota y estanca en su rendimiento productivo, pero crece en dimensiones.

La diferencia fundamental de estos dos mercados reside en la importancia relativa que tiene el factor trabajo en la función productiva de cada uno de ellos. Mientras el segmento de avanzada presenta una tendencia a la disminución relativa del factor trabajo en sus funciones de producción, el segmento estancado comprende.

Otra participante de la cátedra Marienella Rodón , nos relata, que el análisis de las causas de la pobreza tiene un corolario evidente que se puede expresar de que la pobreza, en el caso venezolano, es un problema de generación de recursos económicos, un efecto de una economía estancada que no crea los suficientes bienes y servicios y que, por lo tanto, no provee satisfacción a las necesidades de los habitantes del país. Cuando éste es el caso de poco valen los esfuerzos que, desde el gobierno, puedan hacerse para compensar el empobrecimiento masivo o mitigar sus peores consecuencias.

Pueden, es cierto, mejorarse transitoriamente las condiciones de vida de algunos grupos sociales o superarse determinadas carencias puntuales, pero ello no reportará mayores beneficios a mediano plazo y sí, en cambio, una avalancha de ilusiones frustradas. Porque si se quisiese, por la vía de alguna política social específica, compensar el decrecimiento de apenas un 1% del ingreso real, el Estado, naturalmente, tendría que gastar una cifra igual o superior a esa misma magnitud: ¿de dónde, por qué medios, podrían obtenerse los ingresos correspondientes?

Habría que aumentar los gastos públicos en una proporción de, por lo menos, un 3 o 4%, y eso suponiendo que todo lo que se gastara llegase efectivamente a los beneficiarios; la presión impositiva, por lo tanto, tendría que incrementarse, disminuyendo así el dinamismo del aparato productivo nacional y haciendo crecer aún más el papel del Estado con respecto a la sociedad civil. Pero ni aún así, con todo este esfuerzo, se solucionaría el problema de la pobreza: al siguiente año, si no crece el producto, sería necesario aumentar nuevamente el gasto social, los impuestos y el papel del sector público. En poco tiempo llegaríamos al absurdo de una economía que decrece pero que, mágicamente, reparte cada vez más ayudas a la población.

El problema de la pobreza en Venezuela no es de distribución de ingresos ni puede compensarse mediante subsidios: es un problema de generación de riqueza, de producción, y sólo puede encararse razonablemente atacando este punto central. Por ello el cambio decisivo debe operarse en la política económica general a través un programa de cambios estructurales que reduzca sensiblemente el rol del Estado como productor y como interventor en la vida económica, pero que refuerce su papel como protector de los derechos de todos los ciudadanos.

Para contrarrestar la pobreza es necesario que se cumplan las siguientes condiciones, por lo cual el gobierno debe llevar a cabo estrategias que permitan el logro de las mismas.

Estabilidad Macroeconómica. Aunque el crecimiento económico es posible sin estabilidad, cuando éste se produce en un entorno inflacionario suele concentrarse en muy pocas manos y producir una distribución regresiva de los ingresos: la inflación traslada la riqueza de los trabajadores hacia el Estado, premia a los especuladores y desalienta el crédito y las inversiones, imprescindibles para que las empresas nazcan y se desarrollen.

Es bueno recordar estos efectos negativos de la inflación para mostrar la contradicción en que caen nuestros gobernantes cuando dicen preocuparse por los problemas sociales pero a la vez aceptan como "bajas" o "aceptables" tasas inflacionarias del 30%, el 50%, o el 70% anual. Ello ha ocurrido reiteradamente en Venezuela durante los últimos años, como el lector podr á recordar con facilidad. Del mismo modo es imprescindible la eliminación de los perniciosos controles sobre las divisas, los intereses, los bienes y servicios. Ellos entorpecen los movimientos de la economía, crean un ambiente de total incertidumbre y, en definitiva, sólo aumentan el poder de los funcionarios públicos y el número de personas en situación de pobreza.

Economía de Mercado. La economía de mercado ha resultado el único mecanismo conocido capaz de promover un florecimiento económico y de alentar a la gente a crear y producir por su cuenta, punto de partida para la generación de la riqueza social. Los controles, aunque se hagan con la abierta intención de proteger a la población que se encuentra en la pobreza, sólo retardan el avance tecnológico y, lo que es peor, alientan los monopolios y las desigualdades.

Seguridad Jurídica. Sin un orden legal estable, sin una justicia despolitizada y oportuna, los más débiles se encuentran en una situación de desventaja casi imposible de remontar. Por ello es preciso construir un entorno jurídico adecuado que posibilite, entre otras cosas, la integración del creciente sector informal a la corriente principal de la economía nacional.

Seguridad Personal. El Estado venezolano ha abdicado, prácticamente, de sus funciones como garante del orden público. Sin seguridad para trabajar y para mantener el fruto del esfuerzo personal resulta ilusoria toda política a favor del desarrollo económico. A estas cuatro condiciones, perfectamente posibles de alcanzar en la Venezuela de hoy, debiera prestárseles más atención en todo el discurso político y en la acción gubernamental: sin ellas cualquier política social, por más inteligentemente que se la haya diseñado, resultará improductiva y tendrá efectos apenas perceptibles.

Ante esta realidad cabe la pregunta ¿Cómo superarla?, al respecto según el Comité de Alianza Social, la superación de la pobreza se puede lograr si se toma en cuenta:

1.- Creación de empleos y mejoramiento de su calidad, pues el desempleo y el no acceso a los beneficios de un trabajo formal se asocian a la condición de ser pobre.

2.- Apoyo a la mediana y pequeña industria por tratarse de un sector de alta demanda de mano de obra.

3.- Apoyo a las microempresas informales

4.- Inversión estable y no sólo de emergencia en servicios sociales e infraestructura.

5.- Acceso al entrenamiento o educación para el trabajo de la población excluida del sistema educativo, así como un replanteamiento de la educación secundaria.

6.- Garantizar el acceso a una educación de calidad, entre otros aspectos.


Simplemente al referirnos a que ninguna de estas premisas se ha cumplido en el actual gobierno del Presidente Chávez, ya nos damos cuenta de manera rápida y precisa de por qué ha crecido el nivel de pobreza en su gobierno. La idea de alejar la inversión internacional y de eliminar la inversión privada dejando todo en manos del gobierno constituyen las principales fallas. Lo cual evita el cumplimiento de las condiciones mencionadas.

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(*) El Dr. Mora es Ingeniero - Administrador, Profesor Titular en el Área de estudios de Postgrado de la Universidad de Carabobo (Venezuela) cmora@postgrado.uc.edu.ve, camv12@hotmail.com