12.28.2005

Mensaje de Fin de Año del Banco Central de Venezuela


Parra Luzardo: Políticas del BCV seguirán avanzando para reducir la inflación y la pobreza

Destaca que la regulación de las tasas de interés y de las comisiones bancarias contribuyeron a fortalecer el crecimiento de la economía nacional y a propiciar el bienestar social

"El crecimiento con proyección social de la economía nacional es significativo, equilibrado y sostenido en el tiempo. Este crecimiento está sustentado, principalmente, en la transformación en curso del aparato productivo nacional, impulsado por políticas públicas de mediano y largo plazo, y en la ejecución de una política exterior que tiende a diversificarse geopolíticamente", señaló el presidente del Banco Central de Venezuela, Gastón Parra Luzardo, en su primer Mensaje de Fin de Año.

Describe el presidente del instituto emisor que en un breve lapso, Venezuela ha reformulado el marco político constitucional, los regímenes parlamentario, judicial, impositivo, financiero y bancario, la estrategia de sus relaciones internacionales, la organización ministerial, las áreas de salud, educación y cultura. Simultáneamente, ha promovido un aparato de acción inédito mediante las misiones Barrio Adentro, Ribas, Sucre y otras, para combatir la exclusión de vastos sectores de la población y el flagelo de la pobreza.

Afirma que es indudable que los bancos centrales, en nuestros países, deben estar integrados al proceso nacional para cooperar en el desarrollo del país, con la participación de todos los factores productivos.
"El Banco Central de Venezuela asume una participación más directa en la vida cotidiana de la población, cuando decide hacer uso de su atribución de regular las tasas de interés activas y pasivas, en beneficio de ahorristas y consumidores, con la finalidad de contribuir a la generación de un ambiente de estabilidad que apoye el fortalecimiento de la economía nacional, propicie el crecimiento económico y el bienestar social, estimulando la ampliación y profundización de la actividad bancaria, especialmente para facilitar el acceso al financiamiento de las pequeñas empresas. Su labor no se detiene en el plano económico, sino que incursiona como ente ciudadano y con responsabilidad de órgano del Estado en la creación, sostenimiento y dotación de bienes del espíritu y del conocimiento".

"El Banco Central de Venezuela armoniza su esencia y funciones con las realidades económicas, sociales y políticas predominantes en los escenarios de la nación y del mundo exterior, y está consciente de que no puede permanecer indiferente ante la emergencia de un panorama nacional e internacional que experimenta mutaciones de honda trascendencia y proyección, que le imponen retos y desafíos propios de la coyuntura, los cuales enfrenta solidariamente con otros poderes públicos del Estado venezolano, en pro de un mejor destino para nuestro país", agrega el Mensaje de Fin de Año del Presidente del BCV.

Con respecto a la creación del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), Parra Luzardo destaca el permanente interés del Banco Central de Venezuela de asegurar el financiamiento justo del desarrollo nacional, con una mayor cantidad de recursos disponibles, en aras de facilitar las transformaciones de la sociedad venezolana. "Las funciones encomendadas a Fonden responden a la distinta orientación que se le confiere actualmente a la distribución del ingreso petrolero para hacer más expedita y directa su aplicación al genuino desarrollo económico y social del país, lo que resulta un verdadero cambio estructural en beneficio de la sociedad nacional".

"De allí surgió la conveniencia de una nueva orientación en el manejo del ingreso petrolero para cumplir con el objetivo que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Ley de Hidrocarburos les asignan a tales proventos monetarios. La característica fundamental del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) radica en que se nutrirá de un flujo continuo de recursos que será utilizado en el financiamiento de proyectos de desarrollo económico y social, específicamente en la inversión real productiva, la educación, la salud, el mejoramiento del perfil y saldo de la deuda pública externa y la atención de situaciones especiales. Con tal fin, se traspasará a dicho Fondo una porción de divisas provenientes del petróleo antes de que formen parte de las reservas internacionales".

"La recepción del ingreso petrolero, su manejo y aplicación, involucran al Ejecutivo Nacional, a Pdvsa y al BCV. Resulta innegable que la orientación dada al empleo de las divisas provenientes de los hidrocarburos, atiende a una visión dialéctica de la política económica que le da contenido real a la famosa frase: "la siembra del petróleo". Con ello se avanza en el diseño y puesta en práctica de una institucionalidad pública que perfecciona la coordinación macroeconómica entre el Ejecutivo Nacional y el Banco Central de Venezuela, conforme a las disposiciones constitucionales pertinentes", afirma.

Contexto internacional

"La economía mundial atraviesa un período de incrementos de precios nominales del petróleo, los cuales, sin embargo, en términos reales son notablemente inferiores a los registrados durante los años ochenta. Asimismo, y a diferencia de lo observado en esa época, en esta oportunidad no se aprecia un impacto significativo sobre el crecimiento mundial y no constituye una seria fuente de preocupación para la misma. Por otra parte, los precios del petróleo están reflejando presiones de demanda derivadas del crecimiento acelerado de países importadores de crudo, así como la presencia de elevados e irracionales patrones de consumo energético en muchos países industrializados.

Es importante distinguir entre el aumento de la demanda de los países en pleno desarrollo de sus economías, y aquella porción de la demanda que expone patrones y estilo de consumo caracterizados por el despilfarro energético y el excesivo confort.

En este contexto, restricciones en los países altamente desarrollados han impedido la ampliación de refinación, lo cual se refleja en los precios de productos refinados. Por otra parte, la escasez de inversiones en capacidad de transporte marítimo, así como la ocurrencia de fenómenos naturales, han contribuido a la complejidad de la situación y dificultad para atender adecuadamente el exceso de demanda, a pesar de los esfuerzos que los países productores, particularmente los de la OPEP, han realizado para garantizar un suministro oportuno a los mercados".

"Asimismo, creemos que los excedentes de ingresos de los países exportadores de petróleo deben aplicarse tanto a diversificar y fortalecer sus economías, estimular inversiones con alto retorno social y cancelar deuda pública externa, como a apoyar el desarrollo de los países más pobres. Al respecto, Venezuela ha seguido por varios años este enfoque, a través de iniciativas de cooperación económica y financiera de larga data con los países importadores de crudo en América Latina y el Caribe".

"Existen otros factores, no atendidos hasta ahora, que tienen el potencial para desatar la inestabilidad global, tales como: la desalineación de monedas, la ausencia de ajuste fiscal en algunas economías industrializadas, la persistencia de los déficit fiscal y en cuenta corriente en los EE.UU., el eventual encarecimiento y/o reducción de los flujos de financiamiento externo y las asimetrías reflejadas tanto en los flujos del comercio internacional, como en la distribución de los beneficios del crecimiento mundial".

Resultados macroeconómicos

Por segundo año consecutivo, la economía venezolana exhibió un notable dinamismo sustentado en la conjunción de la aplicación de políticas fiscal y monetaria consistentes con un mayor nivel de actividad económica, y en un entorno internacional auspicioso —fundamentado en el aumento de los precios nominales del petróleo—.

En razón del primer elemento, la confluencia de una política fiscal expansiva y una política monetaria inclinada a sostener el aumento del crédito interno, permitieron el incremento de los medios de pago; con base en el segundo factor, la economía pudo disponer de mayores ingresos externos que elevaron la capacidad financiera del sector público y los activos externos de la República. En un contexto de creciente intermediación financiera, bajas tasas de interés y mayor fluidez en el funcionamiento del sistema de pagos, se mantuvo el auge de la demanda agregada interna en sus componentes de consumo e inversión, cuyo efecto dinámico determinó la expansión del producto interno bruto (PIB).

La adecuada estrategia adoptada por el BCV y su aplicación en la política monetaria, conjuntamente con la estabilización del tipo de cambio nominal y su efecto en la formación de expectativas, la política de administración de precios, la distribución de alimentos a bajo costo y el nivel de las importaciones, moderaron las presiones inflacionarias que resultaron de una dinámica económica en la cual la demanda agregada tendió a expandirse a un ritmo mayor que el producto.

Sector real

Las estimaciones preliminares señalan que el PIB creció en torno a 9,4% durante el año 2005. Con este resultado, se observa, por noveno trimestre consecutivo, un crecimiento sostenido. El aumento de la actividad económica se vincula con el dinamismo de la demanda agregada interna en un contexto de menor desempleo, desaceleración de la inflación y superávit en la balanza de pagos.

El auge de la actividad económica se concentró en el valor agregado no petrolero (10,3%), principalmente del sector privado no petrolero, cuyo desempeño incidió 70% sobre el aumento del PIB total. Allí destacan los sectores: manufactura (8,7%); comercio y servicios de reparación (19,9%); construcción (20,1%) y comunicaciones (15,9%). Por otra parte, el menor dinamismo de las actividades petroleras (1,2%) se vincula con el mantenimiento de la estrategia de defensa de los precios.

La demanda agregada interna se expandió 18%, financiada por los ingresos petroleros externos, principalmente a través de mayores erogaciones del Gobierno central (correspondientes a una economía en expansión) y el incremento de la intermediación crediticia ampliada (créditos e inversiones en valores) en cuatro puntos porcentuales, para elevar a 20,6% del PIB el índice de profundidad financiera de la economía.

El consumo creció 14,4% y representó 72,1% de la demanda agregada interna; por su parte, la formación bruta de capital fijo mostró la mayor expansión (33,2%). El consumo privado continúa percibiendo los beneficios del creciente ingreso de las familias y la recuperación del empleo, el acceso al financiamiento y la disminución de las tasas de interés activas, así como de las transferencias de recursos a los hogares mediante diversos programas sociales por parte del Gobierno nacional. Asimismo, la inversión evidencia la aplicación de ingentes recursos financieros a la renovación y expansión de la infraestructura física y de servicios del sector público, así como a la reposición de la capacidad productiva del sector privado.

La respuesta de la formación de capital resulta medular para sostener el crecimiento a largo plazo, toda vez que dos años consecutivos de crecimiento económico han elevado la capacidad utilizada de las empresas a niveles cercanos al 90%. La ampliación de la capacidad productiva interna permitirá contener las presiones inflacionarias mediante la superación de las restricciones de oferta. Concomitantemente, el incremento del acervo de capital acrecentará la capacidad de la economía para absorber productivamente aquella parte de la población que se incorpore a la fuerza de trabajo. Así, el ciclo de crecimiento iniciado por la expansión del gasto erige su sostenibilidad en la nueva capacidad para la creación de riqueza generada por crecientes niveles de inversión.

Precios

La inflación, medida por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Área Metropolitana de Caracas, se desaceleró continuamente durante el año y se espera que al cierre de 2005 se ubique por debajo del valor oficial estimado inicialmente (15%). Para el mes de noviembre, la inflación acumulada alcanzó 13,5% y 15,3% la variación interanual, valores inferiores a los registrados en 2004.

El proceso de desaceleración inflacionaria, como se ha dicho, se vincula al efecto de la absorción de los excesos de liquidez por parte del BCV y las operaciones del Gobierno con títulos denominados en moneda extranjera colocados en bolívares en el mercado nacional, el aumento de la producción del país, las mayores importaciones, la estabilidad del tipo de cambio nominal y el efecto del adecuado nivel de reservas internacionales sobre la formación de expectativas de menor inflación.

La mayor desaceleración en los precios de los bienes transables, con relación a los no transables, se debe a la competencia impuesta por las importaciones. Mientras los primeros disminuyeron su tasa de variación interanual en 5,5 puntos porcentuales, los segundos lo hicieron en 3 puntos porcentuales. De igual forma, el componente importado del Índice de Precios al Mayor (IPM) mostró una variación acumulada de 10,7%, menor a la del componente nacional, que se ubicó en 14,4%.

Mecanismos adicionales para reducir la inflación fueron la política de administración y control de precios de algunos bienes y servicios de primera necesidad, así como la efectiva distribución de alimentos a través de la red Mercal. Los precios de los bienes controlados tuvieron una inflación acumulada a noviembre de 10,1% y los no controlados de 16,8%. En promedio, el nivel de acatamiento del control fue mayor durante este año.

Sector externo

El sector externo respondió favorablemente a las condiciones del mercado internacional, en el cual la creciente demanda, asociada con el crecimiento de la economía mundial, propició la permanencia de mayores precios nominales para las exportaciones venezolanas, principalmente petroleras. Las importaciones experimentaron un repunte al responder a la expansión de la producción y al gasto interno, dado el efecto ingreso positivo generado por el sector petrolero y a la oportuna cobertura de los requerimientos de divisas por parte de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).

El superávit de la cuenta corriente (17,7% del PIB) fue impulsado por el aumento de las exportaciones totales, que ascendieron a US$ 55.597 millones. Destaca el crecimiento de las exportaciones petroleras (51,5%) y, en menor medida, de las no petroleras (6,3%). Estas últimas se mantuvieron relativamente constantes con relación al PIB (ligeramente por encima de 5%) y su crecimiento se concentró principalmente en metales comunes, carbón y plásticos. Las importaciones alcanzaron US$ 25.174 millones, vinculadas con la mayor disponibilidad de divisas y al desempeño de la actividad económica real. Por destino económico, resaltó el aumento de las importaciones de los bienes de capital y de los insumos.

Conviene señalar que el resultado en cuenta corriente se explica, fundamentalmente, por la mejora relativa experimentada en los precios de los bienes exportados con respecto a los precios de los bienes importados. Se estima que los términos de intercambio mejoraron en 37,6% con respecto al año 2004.

El déficit de la cuenta de capital y financiera se situó en 11,2% del PIB y, básicamente, recoge la constitución de activos externos del sector público, entre los que se encuentran los fondos especiales de inversión —incluida la transferencia de US$ 6.000 millones desde las reservas internacionales del BCV al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden)—, las cuentas por cobrar de Pdvsa y el incremento de activos del sector privado no financiero provistos, principalmente, mediante la liquidación de bonos públicos denominados en moneda extranjera. Estas transacciones no implican necesariamente un deterioro de la posición externa del país, sino una reestructuración de los activos internacionales.

El resultado de la balanza de pagos reflejó un superávit global de US$ 4.984 millones (3,6% del PIB), el cual permitió acumular un nivel de reservas internacionales brutas del BCV que, al 22 de diciembre de 2005 se ubicaron en US$ 28.920 millones.

Sector monetario y financiero

El efecto conjunto de la expansión del gasto público y la intermediación financiera determinó el incremento de la liquidez monetaria. La liquidez excedente fue drenada parcialmente mediante las operaciones de mercado abierto del Banco Central de Venezuela y por la colocación de instrumentos financieros públicos negociables en el exterior. La trayectoria de los agregados monetarios expresa los efectos de la política económica con la finalidad de estimular el crecimiento de la economía. Hasta el mes de noviembre, la liquidez monetaria en poder del público (M2) registró un incremento nominal de 44,6%, y de 55,5% en los últimos doce meses. Del mismo modo, los agregados menos amplios representados por el circulante (M1) y la base monetaria, evidenciaron aumentos nominales de similar magnitud.

El escenario general de crecimiento, la ausencia de arbitraje externo, la fijación de límites adecuados para la determinación de las tasas de interés y la asignación administrativa de parte de la cartera de crédito de la banca, actuaron como catalizadores de la monetización de la economía nacional y la creciente contribución del sistema bancario a la generación y distribución del producto.

Se espera que al cierre del año, la cartera de créditos respecto al PIB no petrolero, indicador de la intermediación de fondos para la generación del producto del sector privado, aumente de 14,6% a 18,1%. Este resultado se debe a la expansión de la cartera bruta de préstamos en términos reales (50,7%) y señala un incremento en la canalización de fondos financieros a las diversas actividades económicas.

Los préstamos otorgados a las familias experimentaron un incremento real de 80,1% al mes de noviembre, producto del mayor destino de recursos para la compra de vehículos (179,8%) y la adquisición de bienes y servicios a través de las tarjetas de crédito (48,2%), donde este último rubro representó el 62,4% de los créditos al consumo. La mayor demanda de consumo mediante tarjetas de crédito se asocia con la expansión de la actividad económica y a su efecto sobre el ingreso disponible, al descenso de la respectiva tasa de interés y al consumo realizado en moneda extranjera (el cual alcanzó en el período enero-noviembre el monto de US$ 799,0 millones).
Los préstamos otorgados para la adquisición, refacción, remodelación, ampliación y construcción de vivienda comenzaron a registrar ascensos anualizados reales, a partir del mes de mayo de 2005, hasta alcanzar un incremento real de 119,1%, al mes de noviembre. Este comportamiento podría vincularse, en parte, con la fijación de tasas de interés activas preferenciales para la compra de vivienda, el otorgamiento de subsidios a grupo familiares con ingresos mensuales menores a 55 unidades tributarias, la posibilidad de que un mayor número de familias haya tenido acceso a los créditos hipotecarios y al mejor desempeño del sector construcción.
La considerable cantidad de dinero en circulación, el control de cambio y la fijación de tasas pasivas más atractivas llevaron a los agentes económicos a colocar en el sistema bancario sus excedentes financieros. Así, las captaciones totales, desglosadas en públicas y privadas, muestran un significativo aumento en los últimos doce meses desde noviembre de 2004: 99,3% en el sector público y 55,1% en el sector privado. No obstante, el porcentaje de participación del sector privado mantuvo su relevancia, ya que representó para noviembre 72,8% de las captaciones totales.

Las tasas de interés y el bienestar social

Las medidas adoptadas por el Directorio del BCV para regular las tasas de interés y las comisiones bancarias tuvieron efectos altamente positivos en el ámbito económico y social. En efecto, la estructura de tasas de interés exhibió un comportamiento favorable, en el contexto de un esquema de determinación administrada, aplicado por el Instituto desde el 1° de mayo de este año. Este mecanismo fortaleció el crecimiento de la economía nacional y el acceso a un mayor nivel de bienestar social.

Igualmente ha incentivado el ahorro de la población y el funcionamiento adecuado del sistema financiero nacional.

De esta manera, para el año 2005, se establecieron los topes máximos y mínimos a las tasas de interés activas y pasivas, respectivamente, con base en las tasas referenciales del BCV.

La tasa activa máxima se ubicó en 28% y las tasas pasivas mínimas para los depósitos de ahorro y a plazo, en 6,5% y 10%, respectivamente. En este sentido, el promedio ponderado de la tasa de interés activa para noviembre varió en sólo 0,2 puntos porcentuales con respecto al mes de abril de 2005, ubicándose en 16,2%. Sin embargo, se observó que para los créditos de montos bajos (menores a Bs. 5 millones) experimentó una reducción durante los meses siguientes a la entrada en vigencia de la resolución. Las tasas de interés de los Depósitos de Ahorro se ubicaron en un promedio de 7,2% en el mes de mayo, manteniéndose alrededor de este nivel hasta el mes de noviembre. Antes de la medida, las tasas de ahorro mostraban una gran dispersión, con valores mínimos de alrededor de 1% y altas comisiones por su mantenimiento. Al respecto, conviene destacar que aproximadamente el 80% de las cuentas de ahorro tienen saldos no superiores a Bs. 500 mil, lo cual refleja el efecto social de esta medida al beneficiar, principalmente, a los pequeños ahorristas.

Este hecho, contribuyó al incremento de las captaciones a través de estos instrumentos. Igualmente, la tasa de interés de los Depósitos a Plazo Fijo mayores a 28 días, se situó cercana al tope mínimo establecido, ubicándose para el mes de noviembre en 10,5%, Sin embargo, es importante destacar que las operaciones pactadas a montos menores de Bs. 5 millones que representan el 56,8% del total, experimentaron un incremento en las tasas de interés al pasar de 8,5% en abril a 10,1% en noviembre de 2005, lo que favorece a los ahorristas de menos recursos.

La evaluación de las tasas de interés por destino económico revela que el principal impacto de la fijación de límites por el BCV correspondió a la tasa para consumo con tarjetas de crédito. Previamente a la resolución en referencia, estas tasas mostraban una gran dispersión y llegaban, en algunos casos, a más de 50%. En promedio, descendieron en términos puntuales de 37,2 (abril 2005) a 26,6% (noviembre 2005), ahora con una variabilidad mínima.

Por resolución de fecha 26 de abril de 2005, el BCV complementó la medida de fijación de tasas de interés, al establecer limitaciones a la banca en cuanto a la exigencia de mantenimiento de depósitos y compra de otros servicios y productos para el otorgamiento de créditos. Igualmente prohibió el cobro de comisiones o tarifas sobre la administración de las cuentas de ahorro. En posterior resolución del 1° de diciembre de 2005, el BCV fijó una tasa máxima de 3% anual aplicable a las obligaciones morosas por concepto de créditos otorgados por las instituciones financieras.

El BCV, al adoptar estas medidas, responde al compromiso que tiene con la sociedad venezolana y el desarrollo armónico de la economía nacional.

Balance y perspectivas

En síntesis, los resultados económicos y sociales del año 2005 han sido altamente positivos. Así lo demuestran, entre otros indicadores, el crecimiento del PIB a un ritmo de 9,4%, considerado -según estimaciones preliminares de algunos organismos internacionales- el más elevado de América Latina; el apreciable fortalecimiento del sector no petrolero de la economía (10,3%), claro indicio de un proceso de diversificación de la producción reflejado en alzas significativas en el sector manufacturero (8,7%), comercio y servicios (19,9%), construcción (20,1%), y otros no menos relevantes, todo ello conjuntamente con una tasa de inflación inferior al 15% oficialmente estimada.

Por otra parte, el apreciable incremento en las ventas; el mantenimiento de una tasa moderada de interés en virtud de las regulaciones del BCV, el incremento en la actividad crediticia del sector bancario para fines de consumo e inversión y el suministro de un flujo sostenido de divisas para la importación de bienes y servicios a través de un sistema de control de cambio racionalmente administrado, son hechos que conviene destacar. Igualmente significativo resultó el incremento del valor de las exportaciones no petroleras y el mayor volumen de ventas de divisas de ese sector al Banco Central.

En el ámbito de las finanzas públicas, además del aumento de los ingresos petroleros, debe destacarse: a) El sostenido incremento de los ingresos internos no petroleros como resultado del crecimiento económico y de los esfuerzos del Seniat que se tradujeron en un aumento en la recaudación superior a lo estimado; b) Las operaciones de refinanciamiento y reestructuración de la deuda pública con el consiguiente mejoramiento de su perfil de vencimientos y extensión del plazo promedio de los bonos; y c) La progresiva y significativa reducción del riesgo país como consecuencia del entorno interno y externo más favorable en que se ha venido desenvolviendo la economía nacional y la cancelación oportuna de los pagos externos por parte de los sectores público y privado.

Finalmente, en el campo social conviene subrayar la ejecución de una política orientada a lograr una mejor distribución del ingreso, caracterizada, fundamentalmente, por una mayor atención del Estado a la solución de problemas de educación, salud, vivienda y alimentación de los sectores de menores ingresos, así como de la seguridad social. Los esfuerzos en materia de distribución de alimentos a través de Mercal y los programas educativos y asistenciales realizados por las distintas misiones han contribuido sustancialmente al logro de tan plausible objetivo.

Para el año 2006, las políticas económicas y sociales internas, en conjunción con el mantenimiento de las condiciones favorables en el mercado petrolero y la economía mundial, permitirán mantener una alta tasa de crecimiento de la actividad económica y seguir avanzando en la reducción de la inflación y la pobreza. En este sentido, el Ministerio de Finanzas y el BCV analizan actualmente, en el contexto del Acuerdo Anual de Políticas, las acciones para alcanzar las metas oficiales de crecimiento del PIB real y de inflación anunciadas, las cuales deben estar en torno a 5% y 10%, respectivamente.

Merece destacarse la importancia del Acuerdo Anual de Políticas para procurar una coordinación efectiva de las acciones de política fiscal, cambiaria y monetaria para lograr los objetivos macroeconómicos planteados y contribuir al desarrollo armónico de la economía nacional. Es oportuno señalar que el éxito de estas políticas requiere del concurso activo de todos los sectores del país para alcanzar un crecimiento económico sostenido y equitativo consistente con el desarrollo humano integral.


28/12/2005: Políticas del BCV seguirán avanzando para reducir la inflación y la pobreza


Mensaje de Fin de Año del Presidente del BCV, Gastón Parra Luzardo

Políticas del BCV seguirán avanzando para reducir la inflación y la pobreza

Destaca que la regulación de las tasas de interés y de las comisiones bancarias contribuyeron a fortalecer el crecimiento de la economía nacional y a propiciar el bienestar social



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"El crecimiento con proyección social de la economía nacional es significativo, equilibrado y sostenido en el tiempo. Este crecimiento está sustentado, principalmente, en la transformación en curso del aparato productivo nacional, impulsado por políticas públicas de mediano y largo plazo, y en la ejecución de una política exterior que tiende a diversificarse geopolíticamente", señaló el presidente del Banco Central de Venezuela, Gastón Parra Luzardo, en su primer Mensaje de Fin de Año.


Describe el presidente del instituto emisor que en un breve lapso, Venezuela ha reformulado el marco político constitucional, los regímenes parlamentario, judicial, impositivo, financiero y bancario, la estrategia de sus relaciones internacionales, la organización ministerial, las áreas de salud, educación y cultura. Simultáneamente, ha promovido un aparato de acción inédito mediante las misiones Barrio Adentro, Ribas, Sucre y otras, para combatir la exclusión de vastos sectores de la población y el flagelo de la pobreza.


Afirma que es indudable que los bancos centrales, en nuestros países, deben estar integrados al proceso nacional para cooperar en el desarrollo del país, con la participación de todos los factores productivos.


"El Banco Central de Venezuela asume una participación más directa en la vida cotidiana de la población, cuando decide hacer uso de su atribución de regular las tasas de interés activas y pasivas, en beneficio de ahorristas y consumidores, con la finalidad de contribuir a la generación de un ambiente de estabilidad que apoye el fortalecimiento de la economía nacional, propicie el crecimiento económico y el bienestar social, estimulando la ampliación y profundización de la actividad bancaria, especialmente para facilitar el acceso al financiamiento de las pequeñas empresas. Su labor no se detiene en el plano económico, sino que incursiona como ente ciudadano y con responsabilidad de órgano del Estado en la creación, sostenimiento y dotación de bienes del espíritu y del conocimiento".


"El Banco Central de Venezuela armoniza su esencia y funciones con las realidades económicas, sociales y políticas predominantes en los escenarios de la nación y del mundo exterior, y está consciente de que no puede permanecer indiferente ante la emergencia de un panorama nacional e internacional que experimenta mutaciones de honda trascendencia y proyección, que le imponen retos y desafíos propios de la coyuntura, los cuales enfrenta solidariamente con otros poderes públicos del Estado venezolano, en pro de un mejor destino para nuestro país", agrega el Mensaje de Fin de Año del Presidente del BCV.


Con respecto a la creación del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), Parra Luzardo destaca el permanente interés del Banco Central de Venezuela de asegurar el financiamiento justo del desarrollo nacional, con una mayor cantidad de recursos disponibles, en aras de facilitar las transformaciones de la sociedad venezolana. "Las funciones encomendadas a Fonden responden a la distinta orientación que se le confiere actualmente a la distribución del ingreso petrolero para hacer más expedita y directa su aplicación al genuino desarrollo económico y social del país, lo que resulta un verdadero cambio estructural en beneficio de la sociedad nacional".


"De allí surgió la conveniencia de una nueva orientación en el manejo del ingreso petrolero para cumplir con el objetivo que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Ley de Hidrocarburos les asignan a tales proventos monetarios. La característica fundamental del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) radica en que se nutrirá de un flujo continuo de recursos que será utilizado en el financiamiento de proyectos de desarrollo económico y social, específicamente en la inversión real productiva, la educación, la salud, el mejoramiento del perfil y saldo de la deuda pública externa y la atención de situaciones especiales. Con tal fin, se traspasará a dicho Fondo una porción de divisas provenientes del petróleo antes de que formen parte de las reservas internacionales".


"La recepción del ingreso petrolero, su manejo y aplicación, involucran al Ejecutivo Nacional, a Pdvsa y al BCV. Resulta innegable que la orientación dada al empleo de las divisas provenientes de los hidrocarburos, atiende a una visión dialéctica de la política económica que le da contenido real a la famosa frase: "la siembra del petróleo". Con ello se avanza en el diseño y puesta en práctica de una institucionalidad pública que perfecciona la coordinación macroeconómica entre el Ejecutivo Nacional y el Banco Central de Venezuela, conforme a las disposiciones constitucionales pertinentes", afirma.


Contexto internacional


"La economía mundial atraviesa un período de incrementos de precios nominales del petróleo, los cuales, sin embargo, en términos reales son notablemente inferiores a los registrados durante los años ochenta. Asimismo, y a diferencia de lo observado en esa época, en esta oportunidad no se aprecia un impacto significativo sobre el crecimiento mundial y no constituye una seria fuente de preocupación para la misma. Por otra parte, los precios del petróleo están reflejando presiones de demanda derivadas del crecimiento acelerado de países importadores de crudo, así como la presencia de elevados e irracionales patrones de consumo energético en muchos países industrializados. Es importante distinguir entre el aumento de la demanda de los países en pleno desarrollo de sus economías, y aquella porción de la demanda que expone patrones y estilo de consumo caracterizados por el despilfarro energético y el excesivo confort. En este contexto, restricciones en los países altamente desarrollados han impedido la ampliación de refinación, lo cual se refleja en los precios de productos refinados. Por otra parte, la escasez de inversiones en capacidad de transporte marítimo, así como la ocurrencia de fenómenos naturales, han contribuido a la complejidad de la situación y dificultad para atender adecuadamente el exceso de demanda, a pesar de los esfuerzos que los países productores, particularmente los de la OPEP, han realizado para garantizar un suministro oportuno a los mercados".


"Asimismo, creemos que los excedentes de ingresos de los países exportadores de petróleo deben aplicarse tanto a diversificar y fortalecer sus economías, estimular inversiones con alto retorno social y cancelar deuda pública externa, como a apoyar el desarrollo de los países más pobres. Al respecto, Venezuela ha seguido por varios años este enfoque, a través de iniciativas de cooperación económica y financiera de larga data con los países importadores de crudo en América Latina y el Caribe".


"Existen otros factores, no atendidos hasta ahora, que tienen el potencial para desatar la inestabilidad global, tales como: la desalineación de monedas, la ausencia de ajuste fiscal en algunas economías industrializadas, la persistencia de los déficit fiscal y en cuenta corriente en los EE.UU., el eventual encarecimiento y/o reducción de los flujos de financiamiento externo y las asimetrías reflejadas tanto en los flujos del comercio internacional, como en la distribución de los beneficios del crecimiento mundial".


Resultados macroeconómicos


Por segundo año consecutivo, la economía venezolana exhibió un notable dinamismo sustentado en la conjunción de la aplicación de políticas fiscal y monetaria consistentes con un mayor nivel de actividad económica, y en un entorno internacional auspicioso —fundamentado en el aumento de los precios nominales del petróleo—. En razón del primer elemento, la confluencia de una política fiscal expansiva y una política monetaria inclinada a sostener el aumento del crédito interno, permitieron el incremento de los medios de pago; con base en el segundo factor, la economía pudo disponer de mayores ingresos externos que elevaron la capacidad financiera del sector público y los activos externos de la República. En un contexto de creciente intermediación financiera, bajas tasas de interés y mayor fluidez en el funcionamiento del sistema de pagos, se mantuvo el auge de la demanda agregada interna en sus componentes de consumo e inversión, cuyo efecto dinámico determinó la expansión del producto interno bruto (PIB).


La adecuada estrategia adoptada por el BCV y su aplicación en la política monetaria, conjuntamente con la estabilización del tipo de cambio nominal y su efecto en la formación de expectativas, la política de administración de precios, la distribución de alimentos a bajo costo y el nivel de las importaciones, moderaron las presiones inflacionarias que resultaron de una dinámica económica en la cual la demanda agregada tendió a expandirse a un ritmo mayor que el producto.


Sector real


Las estimaciones preliminares señalan que el PIB creció en torno a 9,4% durante el año 2005. Con este resultado, se observa, por noveno trimestre consecutivo, un crecimiento sostenido. El aumento de la actividad económica se vincula con el dinamismo de la demanda agregada interna en un contexto de menor desempleo, desaceleración de la inflación y superávit en la balanza de pagos.


El auge de la actividad económica se concentró en el valor agregado no petrolero (10,3%), principalmente del sector privado no petrolero, cuyo desempeño incidió 70% sobre el aumento del PIB total. Allí destacan los sectores: manufactura (8,7%); comercio y servicios de reparación (19,9%); construcción (20,1%) y comunicaciones (15,9%). Por otra parte, el menor dinamismo de las actividades petroleras (1,2%) se vincula con el mantenimiento de la estrategia de defensa de los precios.


La demanda agregada interna se expandió 18%, financiada por los ingresos petroleros externos, principalmente a través de mayores erogaciones del Gobierno central (correspondientes a una economía en expansión) y el incremento de la intermediación crediticia ampliada (créditos e inversiones en valores) en cuatro puntos porcentuales, para elevar a 20,6% del PIB el índice de profundidad financiera de la economía.


El consumo creció 14,4% y representó 72,1% de la demanda agregada interna; por su parte, la formación bruta de capital fijo mostró la mayor expansión (33,2%). El consumo privado continúa percibiendo los beneficios del creciente ingreso de las familias y la recuperación del empleo, el acceso al financiamiento y la disminución de las tasas de interés activas, así como de las transferencias de recursos a los hogares mediante diversos programas sociales por parte del Gobierno nacional. Asimismo, la inversión evidencia la aplicación de ingentes recursos financieros a la renovación y expansión de la infraestructura física y de servicios del sector público, así como a la reposición de la capacidad productiva del sector privado.


La respuesta de la formación de capital resulta medular para sostener el crecimiento a largo plazo, toda vez que dos años consecutivos de crecimiento económico han elevado la capacidad utilizada de las empresas a niveles cercanos al 90%. La ampliación de la capacidad productiva interna permitirá contener las presiones inflacionarias mediante la superación de las restricciones de oferta. Concomitantemente, el incremento del acervo de capital acrecentará la capacidad de la economía para absorber productivamente aquella parte de la población que se incorpore a la fuerza de trabajo. Así, el ciclo de crecimiento iniciado por la expansión del gasto erige su sostenibilidad en la nueva capacidad para la creación de riqueza generada por crecientes niveles de inversión.


Precios


La inflación, medida por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Área Metropolitana de Caracas, se desaceleró continuamente durante el año y se espera que al cierre de 2005 se ubique por debajo del valor oficial estimado inicialmente (15%). Para el mes de noviembre, la inflación acumulada alcanzó 13,5% y 15,3% la variación interanual, valores inferiores a los registrados en 2004.


El proceso de desaceleración inflacionaria, como se ha dicho, se vincula al efecto de la absorción de los excesos de liquidez por parte del BCV y las operaciones del Gobierno con títulos denominados en moneda extranjera colocados en bolívares en el mercado nacional, el aumento de la producción del país, las mayores importaciones, la estabilidad del tipo de cambio nominal y el efecto del adecuado nivel de reservas internacionales sobre la formación de expectativas de menor inflación.


La mayor desaceleración en los precios de los bienes transables, con relación a los no transables, se debe a la competencia impuesta por las importaciones. Mientras los primeros disminuyeron su tasa de variación interanual en 5,5 puntos porcentuales, los segundos lo hicieron en 3 puntos porcentuales. De igual forma, el componente importado del Índice de Precios al Mayor (IPM) mostró una variación acumulada de 10,7%, menor a la del componente nacional, que se ubicó en 14,4%.


Mecanismos adicionales para reducir la inflación fueron la política de administración y control de precios de algunos bienes y servicios de primera necesidad, así como la efectiva distribución de alimentos a través de la red Mercal. Los precios de los bienes controlados tuvieron una inflación acumulada a noviembre de 10,1% y los no controlados de 16,8%. En promedio, el nivel de acatamiento del control fue mayor durante este año.


Sector externo


El sector externo respondió favorablemente a las condiciones del mercado internacional, en el cual la creciente demanda, asociada con el crecimiento de la economía mundial, propició la permanencia de mayores precios nominales para las exportaciones venezolanas, principalmente petroleras. Las importaciones experimentaron un repunte al responder a la expansión de la producción y al gasto interno, dado el efecto ingreso positivo generado por el sector petrolero y a la oportuna cobertura de los requerimientos de divisas por parte de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).

El superávit de la cuenta corriente (17,7% del PIB) fue impulsado por el aumento de las exportaciones totales, que ascendieron a US$ 55.597 millones. Destaca el crecimiento de las exportaciones petroleras (51,5%) y, en menor medida, de las no petroleras (6,3%). Estas últimas se mantuvieron relativamente constantes con relación al PIB (ligeramente por encima de 5%) y su crecimiento se concentró principalmente en metales comunes, carbón y plásticos. Las importaciones alcanzaron US$ 25.174 millones, vinculadas con la mayor disponibilidad de divisas y al desempeño de la actividad económica real. Por destino económico, resaltó el aumento de las importaciones de los bienes de capital y de los insumos.


Conviene señalar que el resultado en cuenta corriente se explica, fundamentalmente, por la mejora relativa experimentada en los precios de los bienes exportados con respecto a los precios de los bienes importados. Se estima que los términos de intercambio mejoraron en 37,6% con respecto al año 2004.


El déficit de la cuenta de capital y financiera se situó en 11,2% del PIB y, básicamente, recoge la constitución de activos externos del sector público, entre los que se encuentran los fondos especiales de inversión —incluida la transferencia de US$ 6.000 millones desde las reservas internacionales del BCV al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden)—, las cuentas por cobrar de Pdvsa y el incremento de activos del sector privado no financiero provistos, principalmente, mediante la liquidación de bonos públicos denominados en moneda extranjera. Estas transacciones no implican necesariamente un deterioro de la posición externa del país, sino una reestructuración de los activos internacionales.


El resultado de la balanza de pagos reflejó un superávit global de US$ 4.984 millones (3,6% del PIB), el cual permitió acumular un nivel de reservas internacionales brutas del BCV que, al 22 de diciembre de 2005 se ubicaron en US$ 28.920 millones.


Sector monetario y financiero


El efecto conjunto de la expansión del gasto público y la intermediación financiera determinó el incremento de la liquidez monetaria. La liquidez excedente fue drenada parcialmente mediante las operaciones de mercado abierto del Banco Central de Venezuela y por la colocación de instrumentos financieros públicos negociables en el exterior. La trayectoria de los agregados monetarios expresa los efectos de la política económica con la finalidad de estimular el crecimiento de la economía. Hasta el mes de noviembre, la liquidez monetaria en poder del público (M2) registró un incremento nominal de 44,6%, y de 55,5% en los últimos doce meses. Del mismo modo, los agregados menos amplios representados por el circulante (M1) y la base monetaria, evidenciaron aumentos nominales de similar magnitud.


El escenario general de crecimiento, la ausencia de arbitraje externo, la fijación de límites adecuados para la determinación de las tasas de interés y la asignación administrativa de parte de la cartera de crédito de la banca, actuaron como catalizadores de la monetización de la economía nacional y la creciente contribución del sistema bancario a la generación y distribución del producto.


Se espera que al cierre del año, la cartera de créditos respecto al PIB no petrolero, indicador de la intermediación de fondos para la generación del producto del sector privado, aumente de 14,6% a 18,1%. Este resultado se debe a la expansión de la cartera bruta de préstamos en términos reales (50,7%) y señala un incremento en la canalización de fondos financieros a las diversas actividades económicas.


Los préstamos otorgados a las familias experimentaron un incremento real de 80,1% al mes de noviembre, producto del mayor destino de recursos para la compra de vehículos (179,8%) y la adquisición de bienes y servicios a través de las tarjetas de crédito (48,2%), donde este último rubro representó el 62,4% de los créditos al consumo. La mayor demanda de consumo mediante tarjetas de crédito se asocia con la expansión de la actividad económica y a su efecto sobre el ingreso disponible, al descenso de la respectiva tasa de interés y al consumo realizado en moneda extranjera (el cual alcanzó en el período enero-noviembre el monto de US$ 799,0 millones).


Los préstamos otorgados para la adquisición, refacción, remodelación, ampliación y construcción de vivienda comenzaron a registrar ascensos anualizados reales, a partir del mes de mayo de 2005, hasta alcanzar un incremento real de 119,1%, al mes de noviembre. Este comportamiento podría vincularse, en parte, con la fijación de tasas de interés activas preferenciales para la compra de vivienda, el otorgamiento de subsidios a grupo familiares con ingresos mensuales menores a 55 unidades tributarias, la posibilidad de que un mayor número de familias haya tenido acceso a los créditos hipotecarios y al mejor desempeño del sector construcción.


La considerable cantidad de dinero en circulación, el control de cambio y la fijación de tasas pasivas más atractivas llevaron a los agentes económicos a colocar en el sistema bancario sus excedentes financieros. Así, las captaciones totales, desglosadas en públicas y privadas, muestran un significativo aumento en los últimos doce meses desde noviembre de 2004: 99,3% en el sector público y 55,1% en el sector privado. No obstante, el porcentaje de participación del sector privado mantuvo su relevancia, ya que representó para noviembre 72,8% de las captaciones totales.


Las tasas de interés y el bienestar social


Las medidas adoptadas por el Directorio del BCV para regular las tasas de interés y las comisiones bancarias tuvieron efectos altamente positivos en el ámbito económico y social. En efecto, la estructura de tasas de interés exhibió un comportamiento favorable, en el contexto de un esquema de determinación administrada, aplicado por el Instituto desde el 1° de mayo de este año. Este mecanismo fortaleció el crecimiento de la economía nacional y el acceso a un mayor nivel de bienestar social. Igualmente ha incentivado el ahorro de la población y el funcionamiento adecuado del sistema financiero nacional. De esta manera, para el año 2005, se establecieron los topes máximos y mínimos a las tasas de interés activas y pasivas, respectivamente, con base en las tasas referenciales del BCV. La tasa activa máxima se ubicó en 28% y las tasas pasivas mínimas para los depósitos de ahorro y a plazo, en 6,5% y 10%, respectivamente. En este sentido, el promedio ponderado de la tasa de interés activa para noviembre varió en sólo 0,2 puntos porcentuales con respecto al mes de abril de 2005, ubicándose en 16,2%. Sin embargo, se observó que para los créditos de montos bajos (menores a Bs. 5 millones) experimentó una reducción durante los meses siguientes a la entrada en vigencia de la resolución. Las tasas de interés de los Depósitos de Ahorro se ubicaron en un promedio de 7,2% en el mes de mayo, manteniéndose alrededor de este nivel hasta el mes de noviembre. Antes de la medida, las tasas de ahorro mostraban una gran dispersión, con valores mínimos de alrededor de 1% y altas comisiones por su mantenimiento. Al respecto, conviene destacar que aproximadamente el 80% de las cuentas de ahorro tienen saldos no superiores a Bs. 500 mil, lo cual refleja el efecto social de esta medida al beneficiar, principalmente, a los pequeños ahorristas. Este hecho, contribuyó al incremento de las captaciones a través de estos instrumentos. Igualmente, la tasa de interés de los Depósitos a Plazo Fijo mayores a 28 días, se situó cercana al tope mínimo establecido, ubicándose para el mes de noviembre en 10,5%, Sin embargo, es importante destacar que las operaciones pactadas a montos menores de Bs. 5 millones que representan el 56,8% del total, experimentaron un incremento en las tasas de interés al pasar de 8,5% en abril a 10,1% en noviembre de 2005, lo que favorece a los ahorristas de menos recursos.


La evaluación de las tasas de interés por destino económico revela que el principal impacto de la fijación de límites por el BCV correspondió a la tasa para consumo con tarjetas de crédito. Previamente a la resolución en referencia, estas tasas mostraban una gran dispersión y llegaban, en algunos casos, a más de 50%. En promedio, descendieron en términos puntuales de 37,2 (abril 2005) a 26,6% (noviembre 2005), ahora con una variabilidad mínima.


Por resolución de fecha 26 de abril de 2005, el BCV complementó la medida de fijación de tasas de interés, al establecer limitaciones a la banca en cuanto a la exigencia de mantenimiento de depósitos y compra de otros servicios y productos para el otorgamiento de créditos. Igualmente prohibió el cobro de comisiones o tarifas sobre la administración de las cuentas de ahorro. En posterior resolución del 1° de diciembre de 2005, el BCV fijó una tasa máxima de 3% anual aplicable a las obligaciones morosas por concepto de créditos otorgados por las instituciones financieras.


El BCV, al adoptar estas medidas, responde al compromiso que tiene con la sociedad venezolana y el desarrollo armónico de la economía nacional.


Balance y perspectivas


En síntesis, los resultados económicos y sociales del año 2005 han sido altamente positivos. Así lo demuestran, entre otros indicadores, el crecimiento del PIB a un ritmo de 9,4%, considerado -según estimaciones preliminares de algunos organismos internacionales- el más elevado de América Latina; el apreciable fortalecimiento del sector no petrolero de la economía (10,3%), claro indicio de un proceso de diversificación de la producción reflejado en alzas significativas en el sector manufacturero (8,7%), comercio y servicios (19,9%), construcción (20,1%), y otros no menos relevantes, todo ello conjuntamente con una tasa de inflación inferior al 15% oficialmente estimada. Por otra parte, el apreciable incremento en las ventas; el mantenimiento de una tasa moderada de interés en virtud de las regulaciones del BCV, el incremento en la actividad crediticia del sector bancario para fines de consumo e inversión y el suministro de un flujo sostenido de divisas para la importación de bienes y servicios a través de un sistema de control de cambio racionalmente administrado, son hechos que conviene destacar. Igualmente significativo resultó el incremento del valor de las exportaciones no petroleras y el mayor volumen de ventas de divisas de ese sector al Banco Central.


En el ámbito de las finanzas públicas, además del aumento de los ingresos petroleros, debe destacarse: a) El sostenido incremento de los ingresos internos no petroleros como resultado del crecimiento económico y de los esfuerzos del Seniat que se tradujeron en un aumento en la recaudación superior a lo estimado; b) Las operaciones de refinanciamiento y reestructuración de la deuda pública con el consiguiente mejoramiento de su perfil de vencimientos y extensión del plazo promedio de los bonos; y c) La progresiva y significativa reducción del riesgo país como consecuencia del entorno interno y externo más favorable en que se ha venido desenvolviendo la economía nacional y la cancelación oportuna de los pagos externos por parte de los sectores público y privado. Finalmente, en el campo social conviene subrayar la ejecución de una política orientada a lograr una mejor distribución del ingreso, caracterizada, fundamentalmente, por una mayor atención del Estado a la solución de problemas de educación, salud, vivienda y alimentación de los sectores de menores ingresos, así como de la seguridad social. Los esfuerzos en materia de distribución de alimentos a través de Mercal y los programas educativos y asistenciales realizados por las distintas misiones han contribuido sustancialmente al logro de tan plausible objetivo.


Para el año 2006, las políticas económicas y sociales internas, en conjunción con el mantenimiento de las condiciones favorables en el mercado petrolero y la economía mundial, permitirán mantener una alta tasa de crecimiento de la actividad económica y seguir avanzando en la reducción de la inflación y la pobreza. En este sentido, el Ministerio de Finanzas y el BCV analizan actualmente, en el contexto del Acuerdo Anual de Políticas, las acciones para alcanzar las metas oficiales de crecimiento del PIB real y de inflación anunciadas, las cuales deben estar en torno a 5% y 10%, respectivamente. Merece destacarse la importancia del Acuerdo Anual de Políticas para procurar una coordinación efectiva de las acciones de política fiscal, cambiaria y monetaria para lograr los objetivos macroeconómicos planteados y contribuir al desarrollo armónico de la economía nacional. Es oportuno señalar que el éxito de estas políticas requiere del concurso activo de todos los sectores del país para alcanzar un crecimiento económico sostenido y equitativo consistente con el desarrollo humano integral.

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12.27.2005

Informe Especial: Sobrevivir a la Abundancia

La economía marcha bien, pero las cosas pueden empeorar en cualquier momento. Fiel a su tradición histórica, Venezuela vive un auge que nadie sabe hasta cuándo se podrá sostener, con un elemento adicional: Nadie sabe todavía hasta dónde llegará el “Socialismo del Siglo XXI”.

Si en algo coinciden los analistas de la economía venezolana, es en afirmar que ésta mantendrá en el mediano plazo la curva ascendente iniciada durante el último trimestre de 2003. Al menos así será mientras los precios del petróleo continúen en alza, situación que, según las proyecciones internacionales, no tendrá variación durante la primera mitad de 2006, lo que permitirá al Gobierno mantener a ritmo galopante el gasto público, con el consecuente “buen estado” de los indicadores macroeconómicos.

De hecho, las metas gubernamentales, planteadas en el presupuesto 2005, de cerrar el año con un crecimiento de 5% del Producto Interno Bruto y una inflación máxima de 15%, lucen superables en grado extremo, al punto que la expansión acumulada en el primer semestre supera 9%, y especialmente si se observa que la cesta venezolana de crudos se ubica por encima de los 53 dólares el barril, con lo que el Estado está recibiendo casi 100% de ingresos adicionales a los previstos en el presupuesto.

Es más, las proyecciones podrían quedarse cortas. Al cierre del primer semestre del año, el PIB registró un aumento de 9,3% respecto al mismo período del 2004, impulsado por el 10,5% de incremento de la actividad no petrolera y 1,5% de del sector de los hidrocarburos; situación que ha llevado a aumentar en 3 puntos las previsiones de crecimiento del PIB.

Sin embargo, analistas y voceros del sector privado afirman que esta realidad es ilusoria, porque no se están reforzando las bases de un desarrollo sostenido. “Hay una total pérdida de perspectivas en el Gobierno, que crea un espejismo de riqueza. ¿Qué va a pasar cuando los precios del petróleo desciendan? Se está viendo esta bonanza como eterna, y el petróleo, como cualquier commoditie, tiene sus altos y bajos. En algún momento nos tocará la caída y el país no se ha ido preparando para cuando eso suceda”, comenta César Aristimuño, director principal de Aristimuño, Herrera y Asociados.

Inversiones que no llegan

Aunque resulte paradójico pensar en un escenario adverso en medio de este mar de dólares, en el horizonte comienzan a despuntar las primeras señales de una posible recesión. Una segunda lectura de los indicadores de la actividad industrial revela que, si bien el sector experimentó un crecimiento de 12,4% durante el segundo trimestre del año, en comparación con el trimestre anterior, la manufactura experimentó una caída de 13,1 puntos porcentuales respecto al mismo período del 2004.



Miguel Ángel Santos: “En una economía donde los controles tienden a incrementarse, es difícil que el sector privado se arriesgue a invertir para aumentar la producción”.






“Evidentemente, existe un crecimiento de la oferta y la demanda de bienes y servicios muy superior al registrado antes del paro de diciembre de 2002 y enero de 2003; pero, en términos reales, la producción nacional se mantiene en los mismos niveles de 1998”, afirma Miguel Ángel Santos, profesor del IESA. Para Eduardo Gómez Sigala, presidente de Conindustria, esta situación se debe a que las empresas están produciendo al límite de su capacitad instalada, por lo cual no se puede esperar un incremento del PIB por esta vía, “con el agravante de que el sector no se están realizando nuevas inversiones y la mayoría de nuestros agremiados (60%) dice que no piensa realizarlas en el corto plazo”, afirma.

La pequeña y mediana industria no escapa a esta realidad. Pese a haber alcanzado un repunte de 11,7% en el primer semestre de 2005, el sector podría ver caer la curva de crecimiento para el próximo año. “Hay un doble discurso que no permite ver el futuro con claridad: por un lado se observa un indiscutible crecimiento económico, pero este florecimiento no está dando pie a un verdadero desarrollo. El reto es hacer que una cosa conlleve la otra, pero para que esto ocurra se necesitan inversiones, pero éstas no se están realizando”, dice Miguel Pérez Abad, presidente de Fedeindustria. El problema se acentúa con el desmesurado aumento de las importaciones, las cuales, según Conindustria, podrían sobrepasar los 22.000 millones de dólares al cierre del año, cantidad que supera el récord histórico de 2001, cuando se importaron 16.000 millones de dólares.

De mantenerse esta tendencia, los empresarios prevén que, en el 2006, podría producirse una nueva contracción del PIB industrial, pese a la probable expansión de la demanda agregada como consecuencia de la política expansiva del gasto público.

En este sentido, Miguel Ángel Santos cree que no existen motivos para pensar que la situación vaya a cambiar en el futuro inmediato, por lo que estima que la inversión se mantendrá estancada durante el próximo año.

“En una economía donde los controles tienden a incrementarse, es difícil que el sector privado se arriesgue a invertir para aumentar la producción. Hará sólo las necesarias para mantener los niveles actuales, pero no para crecer. Creo que para sobrevivir, los industriales tratarán de plegarse, en la medida de sus posibilidades, a los planes del gobierno e idearse la manera de acceder a los sectores más bajos de la población”, asegura.

En lo que respecta a la inversión extranjera, no se esperan mayores recursos. Santos afirma que, con algo de suerte, al cierre de 2005 los capitales foráneos (incluyendo petróleo) apenas habrán dejado en el país 1.600 millones de dólares, cifra ligeramente superior al resultado de 2004 (US$ 1.300 millones); mientras que para 2006 prevé que se mantenga la desconfianza sobre el futuro económico y, por ende, la poca inversión.

Sobre el sector público, el economista asegura que se mantendrán los mismos niveles de inversión de los últimos 10 años, con un promedio anual de 13% del PIB, aunque con altas probabilidades a la baja. Este porcentaje seguirá siendo deficitario para apuntalar la economía, pues para que un país crezca entre 6 y 8% anual, debe invertir al menos 27% del PIB.

Deuda en Aumento

En los últimos 5 años, la deuda consolidada del país se elevó a 42.900 millones de dólares, de los cuales 64,4% (más de 27.000 millones de dólares) corresponden a la deuda externa y el restante 26.6% a las acreencias en el mercado interno, monto que, medido en moneda constante, ha sufrido un incremento de 1.300% respecto a la cifra registrada en 1998.

Gómez Sigala, Pérez Abad y Ortíz: La Industria, la Pyme y la Bolsa mantienen sus apuestas por el crecimiento, pero…

César Aristimuño estima los ingentes ingresos petroleros provocarán un aumento de la deuda, con la buena nueva (si es que se permite el término) que el endeudamiento interno seguirá suplantando al externo. “Esto es un enorme riesgo para el sector privado. Recordemos los casos recientes de Argentina y Ecuador, que llegaron a la hiperinflación por el uso indiscriminado de las finanzas del Estado para contraer más deuda interna”.

Un tanto más cauteloso, Santos afirma que si bien es cierto que el excedente petrolero no ha sido utilizado para pagar capital y así sanear las finanzas públicas, la República nunca ha dejado de cancelar sus compromisos “y no hay razón para pensar que esta situación cambie. El problema está en la enorme deuda acumulada y en la capacidad del gobierno para aumentarla, lo cual seguramente se hará en el futuro inmediato”.



En este mismo orden, afirma que el riesgo país seguirá alto. “El gobierno ha encontrado la manera de disimular este componente, al medir los bonos venezolanos contra los de Estados Unidos; es decir, la probabilidad de que la República no cancele su deuda. Pero el riesgo país mide muchas otras variables que no están tomando en cuenta”, afirma.

De cualquier manera, la disminución de la deuda es un tema que aparentemente no figura entre las preocupaciones inmediatas del Gobierno, máxime cuando los recursos petroleros siguen aumentando y el buen nivel de reservas está garantizado, lo que permitirá, en el corto plazo, acudir sin muchos problemas a los mercados internacionales en busca de nuevos fondos.

Inflación Controlada, pero alta

Todo indica que al cierre del 2005, el presidente Chávez habrá cumplido su promesa de hacer descender la inflación. Transcurridos los primeros 8 meses del año, el Indice de Precios al Consumidor había aumentado 8,9%, resultado que permite prever que la meta de inflación del gobierno, aunque sigue siendo la más la más elevada de América Latina, está asegurada.

Los estudiosos afirman que es poco probable que este escenario se repita para el próximo año, cuando el IPC podría rondar el 20%, pues la liberación de fondos gracias al traspaso de reservas internacionales, repercutirá en mayor liquidez, lo cual impulsará los precios al alza.

Santos plantea dos escenarios:

* De no ocurrir un shock externo (léase caída los precios del petróleo), la inflación podría ubicarse entre 12 y 16%, con una devaluación por debajo de la inflación, con lo cual se acentuaría la sobrevaluación; incremento de las importaciones; tasas de interés reales negativas y ampliación de la vulnerabilidad fiscal.

* Ante una eventual caída del crudo, el gobierno podría recurrir al modelo aplicado en 2002, es decir: una devaluación importante de alrededor de 50%; recorte del gasto fiscal; mayor presión impositiva; financiamiento fiscal vía Banco Central; más control de las divisas (lo que dispararía el dólar paralelo) y hasta una posible moratoria de compromisos de la deuda. Esto permitiría mantener el flujo de caja para las misiones y otros gastos del Estado, con un costo político muy bajo. Sin embargo, este último escenario luce poco probable. “El gobierno hará lo que sea para mantener la inflación baja, mucho más en un año electoral”, asegura Gómez Sigala, quien estima que además de las importaciones, los excesos de liquidez serán frenados por el Fonden.

Presupuesto paralelo

Dos instituciones estarán en el futuro muy agradecidas por la creación del Fondo de Desarrollo Nacional: la propia Asamblea Nacional y el Ministerio de Finanzas, entes que deberán preocuparse mucho menos por justificar el presupuesto de gastos 2006 -que podría estar por encima de 70 billones de bolívares-, pero que, en opinión de varios expertos, será poco menos que un “saludo a la bandera”.

Este nuevo actor de la vida económica del país, abultado inicialmente con los 6.000 millones de dólares provenientes de las reservas internacionales y profusamente nutrido con los ingresos excedentarios de Pdvsa, pasa a ser un presupuesto paralelo de divisas que permitirá al Estado cancelar deuda externa y pagar importaciones, permitiendo así liberar los bolívares equivalentes para el gasto interno. Aunado a ello, el gobierno podrá disponer también de un “dinerito” extra con el reparto de utilidades sobre la revalorización del oro de las reservas, monto que sólo es posible calcular con al impresión de más billetes inorgánicos.

¿Consecuencias? Aparte de las ya señaladas (expansión del gasto, incremento de las importaciones y más inflación), los venezolanos podrán gozar de un respiro en cuanto a presiones impositivas, aspecto altamente apreciado por el sector privado.

Auge tributario

“No veo la necesidad de aumentar o crear nuevos impuestos, pues el gobierno cuenta con dinero a manos llenas para sus gastos”, afirma Miguel Ángel Santos, quien duda de la eventual eliminación del Impuesto al Débito Bancario, tributo que tras haber sido reclasificado como ingreso corriente ordinario, contribuirá el próximo año con 2,4 billones de bolívares, más de 1% del PIB.

No obstante, el Servicio Nacional Integrado de Administración Tributaria y Aduanera, Seniat, ha dicho que el IDB pudiera ser sustituido por el Impuesto a la Suerte y el Azar, gravamen que no será bien recibido por los asiduos de bingos y salas de juego, pero que aportaría al Fisco tanto como lo entregado por el cobro a las transacciones bancarias.

Al margen del IDB, los analistas creen que no habrá grandes sorpresas en materia impositiva, más allá de tratar de extender la base de contribuyentes. Una reducción del IVA y al gravamen sobre la renta son improbables, aunque sí arreciarán los controles para evitar las evasiones.

Banca acorralada

La intervención del Gobierno en el sistema bancario se incrementará en los próximos años. Esta sentencia se sustenta en los evidentes signos actuales: control de las tasas, obligatoriedad de destinar 31,5% al financiamiento de diversas actividades del sector privado y la segura disminución de las ganancias por transacciones.

César Aristimuño prevé que para el próximo año se mantendrá el control de las tasas, con una posible disminución como mecanismo para incentivar el crédito. Señala además 4 puntos que incidirán negativamente en el sistema financiero:

* Las leyes de intermediación y comisiones, que arrojarán una sombra sobre el sector, especialmente en el plano internacional.

* La eliminación de las listas de morosidad, que impedirá el flujo de información sobre la capacidad de pago de los solicitantes.

* El nuevo esquema de encaje, con el posible desvío de hasta 2.1 billones de bolívares hacia el BCV y de allí al gobierno.

* La creación del Banco del Tesoro, que además de restar competencias al BCV, comprometerá el futuro de muchos bancos pequeños, algunos de los cuales dependen hasta en 70% de los depósitos oficiales.

Todas estas variables crearán distorsiones en la asignación del crédito, con el consecuente desestímulo a la gestión bancaria, debido a un incremento del riesgo que no se verá compensado con la rentabilidad; lo cual se agravará con la escasa inversión proyectada en el sector privado.

En cuanto al tipo de cambio, los expertos estiman que la promesa del ministro de Finanzas, Nelson Merentes, de que no habrá una devaluación, será cumplida a rajatabla. “No creo que el gobierno se arriesgue a devaluar en un año electoral. Además no tiene necesidad de ello”, asegura el economista César Aristimuño. “Aunque las reservas internacionales sufrirán una merma por el aporte al Fonden, se mantendrán por sobre los 20.000 millones de dólares, un nivel más que sano. Dudo que el dólar vaya a tener alguna variación”, coincide en decir Miguel Ángel Santos.

Socialismo con capital

Con sus detractores y defensores, la retórica social-comunista del presidente Hugo Chávez comienza a perfilarse como una realidad a corto plazo. “Creemos adecuado corregir las distorsiones del modelo capitalista, que no ha podido superar la inoperancia del libre mercado. Además, que 60% de la población de América Latina afirme estar dispuesta a sacrificar libertades democráticas en aras de seguridad laboral y ciudadana, es un indicador que los empresarios no podemos ignorar”, afirma Miguel Pérez Abad, presidente de Fedeindustria.

Por su parte, César Aristimuño señala que, bien entendido, el socialismo tiene sus ventajas. “España, Francia y Chile son gobernados por regímenes socialistas, pero donde se respeta la propiedad privada; donde se ha entendido que la riqueza no es dañina y han sabido sacar provecho del capital”.

Pragmático, Miguel Ángel Santos asegura que el discurso es meramente retórico. “El gobierno no quiere que el sector privado desaparezca, porque serían 2.5 millones de empleos menos que no puede absorber, pero quiere mantenerlo a raya y el modelo socialista podría ser una vía para lograrlo”.

A su vez, Nelson Ortiz, presidente de la Bolsa de Valores de Caracas no ve una disociación entre socialismo y el mercado de capitales. “El problema no es socialismo sino la rentabilidad. Lejos de lo que pudiera pensarse, el mecanismo más rápido para alcanzar una verdadera participación del trabajador en la propiedad de los medios de producción, es el mercado de capitales. Pero, para lograrlo son necesarias políticas públicas coherentes y de largo plazo que permitan a la microempresa desarrollar sus propios mercados de capital”.

En todo caso, sea retórica pura o tenga contenido, el “Socialismo del Siglo XXI” podría mantenerse lejos de las previsiones radicales por un buen tiempo más. Hasta 2008, según los más pesimistas, mientras que los menos pesimistas (en este punto, los únicos optimistas son los chavistas) dicen que se respetará un espacio para el sector privado, más pequeño, por supuesto, pero habrá oportunidades.

Miopía Bursátil

Tras una abrupta caída en el 2003, la Bolsa de Valores de Caracas logró, el año pasado, el mayor crecimiento a escala global. Pasado el efecto rebote de la economía, el corro capitalino se ha visto afectado por el rendimiento de las empresas. “Si se corrigiesen los mecanismos de control de precios y tarifas, las altas tasas de crecimiento y elevados niveles de liquidez permitirían un importante repunte del mercado de capitales. Pero insistimos en que esto dependerá del resultado de las empresas venezolanas: si ellas crecen, el mercado de capitales crecerá”, afirma Nelson Ortiz, presidente de la Bolsa de Valores de Caracas. Concuerda con los analistas en que 2006 será un año de crecimiento de la demanda interna, pero también está claro que serán las importaciones las que capitalicen el excedente, provocando un estancamiento del sector productivo nacional.

“El año pasado, los inversores apostaron fuertemente al mercado criollo, pero la realidad cambió este año y creemos que pudiera mantenerse durante 2006. Quizás para 2007, luego de las elecciones, haya un repunte, pero me confieso miope para lanzar una estimación sobre cuál será el resultado de la Bolsa en el mediano plazo. Sería poco responsable dar cifras de crecimiento cuando ese impulso está atado a las políticas públicas o eventos internacionales”.

No obstante, se aventura a afirmar que ante el auge de la liquidez y con tasas en rojo, el financiamiento bancario resulta muy barato, lo cual hace que las empresas prefieran este camino que financiarse a través de las apuestas bursátiles.

Aunque el errático y desconcertante comportamiento del mercado petrolero mundial ha dado al traste con todos los supuestos, los analistas insisten en que las espectacular alza del precio del crudo se mantendrá en lo que resta del año: los más optimistas afirman que podría superar la barrera de los 80 dólares, mientras que los más negativos aseguran que sobrepasará los 100.

Pero como todo lo que sube debe bajar, en algún momento los precios deberán estabilizarse, muy a pesar de los repuntes de mercados emergentes como India y China, o la creciente demanda estadounidense. Los expertos creen que cuando ese momento llegue, el próximo año veremos un crudo que oscilará en una banda entre 40 y 50 dólares.

El gobierno ha previsto este escenario. Recientemente, el presidente Chávez señaló que 40 dólares es un precio justo para el barril de petróleo; previsión que hace en buena medida para garantizar excedentes que permitan mantener el gato público. De hecho, las estimaciones del presupuesto 2006 apuntan a un precio de 35 dólares. “Hay que ser cautelosos y precavidos”, afirmó el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Rodrigo Cabezas.

Maquillaje laboral

En términos reales, el número de empleos se redujo, durante el primer semestre del año, en 107.000 puestos de trabajo, producto de la caída del empleo privado en 131.000 unidades, cifra que no pudo ser compensada con los 24.500 puestos creados en la administración pública y otro tanto similar en la pequeña y mediana industria, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Fedeindustria, respectivamente.

Paradójicamente, el INE afirma que el desempleo disminuyó, en el mismo período, 1,9% respecto al segundo semestre del año pasado, ubicándose en 11,7%. Mientras, el gobierno afirma que el próximo año bajará a un dígito, lo cual podría llevar la tasa de desempleo a 9%. Pero ¿es real este descenso? Según el informe sobre el comportamiento de la economía nacional, durante el primer semestre, elaborado por el Banco Provincial -filial del español Bilbao Vizcaya Argentaria-, las cifras del INE están maquilladas con un supuesto descenso de la población económicamente activa que está buscando trabajo; amén de incluirse como empleados a los venezolanos que participan de las diferentes misiones que lleva adelante el gobierno.

Por otra parte, según el presidente de Fedeindustria, Miguel Pérez Abad, buena parte de los nuevos empleados del sector son contratados, y aunque ello contribuye a disminuir el índice de desempleo, no crea puestos de trabajos reales y dignos. Es más, prevé que esta situación se mantenga en los próximos meses, pues los empleadores no cuentan con las garantías suficientes para hacer crecer su nómina formal.

Pero las metas del gobierno pudieran recibir un espaldarazo de cumplirse la propuesta de extender los beneficios del seguro social a los trabajadores informales (46,8% de la población activa), lo cual definitivamente legalizaría la informalidad y arrastraría hacia la baja la tasa de desempleo.

Revista Gerente

10.15.2005

Pdvsa consignó estados financieros auditados del año 2003 ante la SEC

Petróleos de Venezuela y su filial Pdvsa Finance entregaron a la Comisión de Valores de Estados Unidos (Securities and Exchange Commission, SEC) los estados financieros consolidados correspondientes al año 2003 bajo el formato 20-F, de conformidad con los Principios de Contabilidad de Aceptación General en ese país (US GAAP).

Según informó la petrolera en un comunicado, con el cumplimiento de este procedimiento concluye el proceso de cierre de los estados financieros consolidados de Pdvsa y sus filiales para el año terminado el 31 de diciembre de 2003, los cuales fueron auditados por una firma independiente de auditores externos integrante de KPMG International.

"El retraso en la entrega oportuna de estos informes fue consecuencia de las acciones de sabotaje petrolero de 2002 y 2003, las cuales ocasionaron daños en los sistemas de información financiera y el subsecuente debilitamiento temporal de los sistemas de control interno. Esta situación obligó a realizar gran cantidad de trabajo en forma manual, que debió ser reprocesado", dice el documento de prensa.

Pdvsa debió entregar los informes de 2003 en junio de 2004, pero no fue sino hasta esta semana cuando finalmente los consignó, luego de que meses atrás se realizara una asamblea de accionistas en la cual participaron los ministros de Finanzas, Planificación y Energía y Petróleo.

La nota también resaltó que, de forma simultánea al sabotaje petrolero ocurrido entre diciembre de 2002 y febrero de 2003, se produjo un "importante proceso de cambios en la normativa contable y de auditoría a escala mundial" que estuvo conducido por los escándalos financieros internacionales suscitados esos años.

Así, organismos reguladores de la profesión contable emitieron un conjunto de nuevos pronunciamientos de contabilidad y de normas de auditoría que tornaron más exigente y complejo el proceso de emisión de reportes a la comunidad financiera internacional.
Para el cierre financiero de 2004, Pdvsa está trabajando "intensamente" con el fin de presentar los estados financieros y documentos 20-F "en el menor tiempo posible y normalizar así los procesos de generación financiera" que habrían quedado suspendidos desde 2003 y que según expertos mantienen a la estatal petrolera inhabilitada para utilizar el registro de la SEC como aval en operaciones de endeudamiento en Estados Unidos.

Según cifras ofrecidas por Pdvsa, en 2003 la compañía vendió 760,7 millones de barriles de hidrocarburos, mientras que en 2004 colocó 881 millones de barriles. Estima, además, que el paro derivó en una disminución en las ventas de 12.750 millones de dólares hasta el año pasado y una pérdida de $713 millones por importaciones y daños.

En cifras

Exportaciones. Totalizaron 44.178 millones de dólares, $4.303 millones por encima de lo registrado en 2002.

Ventas totales. Sumaron 46.589 millones de dólares en 2003, ligeramente por encima de los $42.580 millones obtenidos el año anterior.

Costos y gastos. Ascendieron a $41.988 millones versus $37.932 millones de 2002.

Ganancia neta. Sumó 3.277 millones de dólares, $264 millones menos que en 2002.